lunes, 28 de diciembre de 2015

Navidad, ¿Sólo el 25 de diciembre?

¿Qué clase de "blogger" sería si en Navidad no hago un post sobre la propia Navidad? ¿Uno como cualquier otro? ¡Tal vez!

No, ahora en serio, "siento" la necesidad de hacer un post sobre Navidad, sobre lo que ello significa para mí... Más allá del típico "Me gusta la Navidad", "Es la época más bonita del año" y frases varias.
Pues bien, allá va mi post sobre la Navidad.


NAVIDAD EN INVIERNO... PERO CALUROSA
 

La Navidad es en diciembre, mes por excelencia del frío, los constipados, el chocolate caliente, las tardes de palomitas y manta... Sin embargo es uno de los meses más "calurosos" para mí.
Ya que es durante este tiempo cuando la familia se une, padres, madres, perros, gatos, periquitos... Y cuando parece que el corazón de las personas está más abierto a dar y recibir.

Los regalos hechos con ilusión las celebraciones hasta las tantas... Todo esto hace que diciembre sea el mes más "caluroso" para mí.

NAVIDAD ES... TODO EL MES
 

Aunque la Navidad propiamente dicha es solamente el 25 de Diciembre, para mí la Navidad comienza el 24 de diciembre y no se acaba hasta que los Reyes Magos nos traen sus regalos. Durante todo este tiempo me encanta hacer cosas de Navidad, llevar ropa navideña, subir post navideños... Vamos, ¡Vivir en un 25 de Diciembre continuo! Claro que a partir del 7 de enero se me hace cuesta arriba tener que abandonar ese espíritu (tampoco hay que ser exagerados) sobretodo si recuerdo que en pocos días se vuelve a clase...


NAVIDAD UNA ÉPOCA PARA ENGORDAR
 


Si en verano se hace la "Operación Bikini" podríamos decir que en invierno hacemos la "Operación Papá Nöel". Claro que esta última nos resulta mucho más fácil que la primera, tanto que la hacemos sin darnos cuenta, porque, al menos a mí, lo que me apetece a cada segundo de la Navidad es tomar un chocolate caliente con espuma por encima y canela con una pajita de galleta... Y claro, aunque suene muy delicioso, si luego le sumamos las enormes comidas, los dulces navideños, y algún snack a deshora...

¡Aunque esto no hace que me siga encantando la Navidad y su espíritu! ¡Viva la dieta Papá Nöel!

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